jueves, diciembre 30, 2010
"La excelencia: lección de Troya"
lunes, mayo 17, 2010
martes, febrero 23, 2010
Digitus impudicus
La alusión de Feijoo a la cultura grecolatina es insuficiente y mal traída. El "digitus impudicus" es un gesto de civilizaciones que han sido cuna de conocimientos pero no era un gesto "admitido". Aquí se ha intentado manipular la verdad histórica. El "digitus impudicus" era ciertamente de uso habitual en las civilizaciones clásicas, pero ya entonces su significado era inequívocamente obsceno. El dramaturgo griego Aristófanes lo usó como un recurso cómico en "Las nubes", y nuestro poeta latino Marcial mencionó en ocasiones el "digitus impudicus" como una acción infamante. ("El periódico de Aragón")
sábado, enero 30, 2010
Bis vincit, qui se vincit...
Perdón condicionado. “Es digno del hombre bueno perdonar a quien se arrepiente” dice Séneca, condicionando el perdón al arrepentimiento. “Quién lástima escucha, cerca está de perdonar” dice Lope De Vega. Y al parecer Shakespeare insiste en lo mismo: “nada envalentona tanto al pecador como el perdón gratuito”. Y recientemente Bruce Lee: “Los errores son siempre perdonables, si se tiene la valentía de admitirlos.”
Perdonar es vencer. “Vencer y perdonar, es vencer dos veces” afirma Calderón al considerar el perdón como una victoria. Sin duda recordando la frase de Publibio Syro “bis vincit, qui se vincit in victoria” (“vence dos veces, quien se vence en la victoria”.) Y el filósofo inglés Francisco Bacon pensaba que “vengándose, uno se iguala a su enemigo; perdonándolo, se muestra superior a él”. Y Mahatma Gandhi nos enseña que “perdonar es el valor de los valientes. Solamente aquel que es bastante fuerte para perdonar una ofensa, sabe amar.”
Perdón no es olvido. Muy pocos afirman que el perdón sea fácil. Más; Pierre Corneille advierte que “el que perdona con facilidad invita a ofensa”.Y “es más fácil perdonar a un enemigo que a un amigo”, según William Blake. Pero en todo caso a nadie que perdona se le obliga a olvidar que ha perdonado. “Perdona a todos tus enemigos, pero no olvides sus nombres”, aconseja John F. Kennedy.
Y busco en los clásicos:
“Aequum est peccatis veniam poscentem reddere rursus” (Horacio) “Es justo que el que pide perdón por sus ofensas lo devuelva de nuevo” (a otros). El perdón que se te ha concedido, debes repartirlo entre quien te lo solicite. El perdón es un bien de la humanidad que hay que compartir entre quienes lo solicitan. Repartir el perdón es de justicia social como repartir el pan.
“Bonis nocet, quisquis pepercit malis” (Publibio Syro) “Perjudica a los buenos, todo el que perdona a los malos”. Creo que para Pub. Syro “perdonar a los malos” significa perdonar a quienes no reconocen sus ofensas y no tienen, por tanto, intención de cambiar su comportamiento. Por eso sin duda esta idea exige desarrollo, ya que también me parece cierto que “beneficia a muchos, el que perdona a los buenos”. “Cum parcis uni, gratos complures facis”. “Cuando perdonas a uno, te ganas a otros muchos”.
“Ignoscere hominum est ubi pudet cui ignoscitur”. (Publibio Syro) “Es humano perdonar cuando se avergüenza aquel a quien se perdona”. Refrán castellano: “Falta confesada está medio perdonada”.
Reflexión personal
El remordimiento es el primer paso hacia el perdón; el segundo es reconocer la ofensa y el tercero, solicitar dicho perdón. Merece perdón todo aquel que lo solicita sinceramente, pero solo se le concede a quien lo pide. Un perdón no solicitado es un perdón devaluado. La concesión de un perdón no solicitado es una limosna, sin embargo perdonar a quien reconoce su ofensa y solicita perdón es un acto de justicia, de amor y de humanidad. El perdón humaniza a quien lo solicita y a quien lo concede. Pedir perdón significa reconocer nuestra capacidad de equivocarnos y perdonar significa aceptar al otro a pesar de sus ofensas. Mas perdonar no es olvidar; perdón no significa amnesia: olvido no es perdón. Perdonar es aceptar al otro a pesar de nuestra memoria. Por eso perdonar es un acto de generosidad, de altruismo, de humanidad. El perdón no es la humillación del ofensor ante el ofendido, ni la revancha del ofendido sobre el ofensor. El perdón dignifica a ambos; es un encuentro de personas, un acto de verdadera amistad. Amigos, que tras la ofensa no encuentran el camino del perdón, no eran verdaderos amigos.
Quien no puede perdonar está herido en el alma. Y esta herida es el mayor daño causado por quien ha ofendido; “lo imperdonable” significa el triunfo definitivo de la ofensa y la derrota final del ofendido. La imposibilidad del perdón es una enfermedad que conduce al rencor, al deseo de venganza y a la destrucción mental de la víctima, a la locura. Esa locura demuestra la existencia de “lo imperdonable” en la existencia humana; la única victoria posible sobre “lo imperdonable” reside en la justicia., por muy imperfecta que parezca a algunos en ciertas ocasiones. El “deseo de justicia” es el último grito humano de la víctima inocente que mantiene su dignidad. El rencor y el “deseo de venganza” significan la derrota mental de la persona ofendida.
El verdugo, el criminal, el ofensor no tienen derecho al perdón de la víctima porque esta no tiene obligación de perdonar al verdugo. Es el verdugo quien tiene obligación de pedir perdón a la víctima, pero el perdón es una decisión libre e íntima de la víctima. Y es el verdugo quien tiene obligación de responder ante la justicia y la víctima la obligación de acatarla. Para víctimas y verdugos siempre serán preferibles el perdón y la justicia que el rencor y la venganza. Aquellos humanizan, estos degradan.
Perdonar, negarse al resentimiento, al rencor, al odio y a la venganza, es sublime para el ser humano: permite seguir viviendo, reanudar los vínculos perdidos, recuperar el equilibrio personal, la paz y la armonía.
El resentimiento, el rencor, el odio y la venganza agostan la vida, contaminan la memoria, limitan la libertad y enferman la mente; resentimiento, rencor, odio y venganza son quistes malignos en el alma.
Perdonar no exige ser ingenuo, ni imprudente; perdonar no significa dejar de ser astuto, precavido y previsor; perdonar no es quedar expuesto a otra ofensa; perdonar no es ser amigo de quien te ha ofendido. Perdonar significa “hacer las paces”, hacer la paz entre ofensor y ofendido, permitir que uno y otro “vayan en paz”.
Perdonar no quiere decir olvido, ni falta de aprendizaje del pasado. Perdonar significa liberarse de nudos gordianos que nos aferran irracionalmente a un pasado doloroso. El pasado no se puede cambiar pero tampoco se puede convertir en “presente continuo”. El presente está abierto al futuro; la puerta entre pasado y presente hay que mantenerla, pero cerrada para evitar “corrientes de aires ponzoñosos”.
http://www.elmundo.es/papel/hemeroteca/1995/07/08/esfera/51313.html
http://www.jacquesderrida.com.ar/textos/siglo_perdon.htm
http://es.wikipedia.org/wiki/Perd%C3%B3n
http://psicologia.laguia2000.com/la-depresion/el-perdon-y-el-olvido
sábado, diciembre 26, 2009
El tonel de las Danaides o la decepción.
Dánao se convirtió en rey de Argos y comenzó a despertar temor en su hermano Egipto, causante de su exilio años atrás. Por eso Egipto envió a sus cincuenta hijos para lograr la reconciliación con Dánao y se casaran con sus cincuenta primas, sellando así la paz entre hermanos. Sin embargo, Dánao encargó a sus cincuenta hijas la misión de llevar una daga la noche de bodas y asesinar a sus respectivos esposos. Así lo hicieron todas menos Hipermnestra, la mayor de las danaides, que no llegó a ejecutar a su esposo, Linceo. Hipermnestra sería sometida a juicio en vida y condenada por desobedecer la orden de su padre, el rey, pero finalmente fue liberada por Afrodita, conmovida por los enamorados.
Pero aún es posible preguntarnos: ¿Queda espacio para la esperanza?
viernes, diciembre 25, 2009
La guerra no fue -ni es- la solución
martes, diciembre 15, 2009
Los derechos de los menores
Estamos todavía celebrando el 50 Aniversario de la Declaración de los Derechos del Niño, aprobada por la Asamblea General de Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1959. ¿Qué hacer? Al menos pedir al Gobierno que promueva una investigación urgente sobre la situación de estas personas e introduzca urgentemente los cambios necesarios.