domingo, agosto 30, 2009

La tortura, vergüenza de la humanidad


"La guerra sucia de Busch. Así torturaba la CIA". Un reportaje que nos muestra las verguënzas de nuestro tiempo. Esta semana se ha conocido un informe del Inspector General de CIA elaborado en 2004 y desclasificado por un juzgado federal de Nueva York gracias a una demanda de la Asociación de Libertades Civiles de América y Amnistía Internacional. En el informe se detallan una serie de métodos inhumanos para sacar información a los presos de Guantánamo y de otras cárceles de la CIA. Algo prohibido por las leyes internacionales y por la ley de EE.UU. ¿Pagará alguien por ello? ¿Los funcionarios de la CIA que al parecer contaban con la autorización del Gobierno? ¿Y el Gobierno? ¿Y Cheney? ¿Y Busch?
Las técnicas de tortura pasaron del ejército americano a la CIA. ¿Dónde las aprendió el ejército? En un manual elaborado por su psicólogo: "Reconocer y desarrollar medidas contra la resistencia de presos de Al Qaeda a las técnicas de interrogatorio". Es decir, "el manual de técnicas de tortura de la CIA". En el informe queda de manifiesto, como dice David Alandete, el reportero, que "de la interrogación se pasó a la tortura y, de ella, al sadismo". El propio Obama, horrorizado, no se ha atrevido a hacer públicas nuevas fotos, como prometió en su campaña electoral. Lo que sí hizo Obama fue prohibir la tortura por decreto nada más tomar posesión de su cargo.

La hipocresía de George W. Bush se hace evidente al recordar un comunicado de junio de 2003, condenando la tortura: "Estados Unidos declara su gran solidaridad con las víctimas de la tortura en el mundo. La tortura en cualquier lugar es una afrenta a la dignidad humana. Nos comprometemos a construir un mundo en el que los derechos humanos sean respetados y protegidos por el imperio de la ley". Pero mientras lo construímos... ¡que siga la historia!


La historia de la mayor vergüenza de la humanidad: la historia de la tortura.


El toro de Falaris



Es posible que la tortura, como castigo, sea tan antigua como el poder absoluto de un hombre sobre otro. Y tal vez la tortura, como tormento, como vía para arrancar la autoinculpación del acusado, sea tan antigua como la ley, el derecho o los tribunales de justicia. Sabemos que en Grecia no se puede torturar al ciudadano, pero sí al esclavo. Lo mismo en Roma. Cicerón, por ejemplo, acepta la validez de "testimonios obtenidos mediante tortura" y considera a ésta como un método "eficaz" en la impartición de la justicia. Aunque cita el argumento utilizado habitualmente para invalidar el testimonio obtenido con tortura, sin embargo dice que hay que rechazarlo por "ridículo" y lo considera "infantil." También el derecho germano pone a los hombres libres a salvo de la tortura.

Durante la Edad Media el acusador puede solicitar al juez que el acusado sea sometido a tortura en el caso de falta de pruebas, pero será en el siglo XII cuando la tortura adquiera un papel relevante en la administración de justicia. Y eso ocurrió cuando la confesión del acusado se convierte en "la prueba decisiva". La tortura será el camino más corto para llegar a ella.


Durante el siglo XVIII y XIX en los estados civilizados se va aboliendo poco a poco la tortura como consecuencia de la expansión de los principios de la "Ilustración": el individuo puede cometer delitos pero el Estado no. Y la tortura es un delito.



Todavía hoy la lucha contra la tortura tiene una gran tarea por hacer. Para la Cruz Roja "en los últimos cincuenta años, la lucha contra la tortura ha sido uno de los principales temas de interés del derecho relativo a los derechos humanos."


El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, instó a los gobiernos de todo el mundo a ser activos en la lucha contra la tortura. "Insto a todos los estados miembros de Naciones Unidas que aún no lo ha hecho, a que ratifiquen e implementen de buena fe la Convención contra la Tortura", dijo Ban en un mensaje con motivo del Día Internacional contra la Tortura, que se celebra todos los años el 26 de Junio.
















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