domingo, abril 20, 2008
"Mens sana in corpore sano"
Vicente Verdú el día 13 del corriente escribía en "El País Semanal Belleza" un artículo titulado "El espíritu del cuerpo, la densidad del espíritu". Estaba ilustrado con imágenes del fotógrafo noruego Solve Sundsbo, como las adjuntas. (La modelo es la brasileña Gisele Bündchen. Allí V. Verdú comienza: "El cuerpo ha venido a convertirse en todo lo que somos. Frente a la vieja doctrina del cuerpo como recipiente del alma ha tomado auge ("ha tomado cuerpo") la idea inversa: la noción del alma plasmada o impresa sobre la totalidad del cuerpo". Frente a la pretensión de la Grecia clásica de unir "la perfección del cuerpo a la perfección del espíritu", hoy la tendencia actual pretende "sintetizar rotundamente en la estampa carnal el mapa psíquico". Es decir, podemos afirmar rotundamente: el cuerpo es el espejo del alma o como dice V. Verdú: "Una pantalla más y principal -(única, diría yo)- donde se proyectara nuestra película del dolor, del gozo, de la peripecia, el conflicto, el amor o la desazón". Por tanto, el cuerpo, el espejo, la pantalla es la auténtica realidad, rotunda, contundente. La mente, la psique, el espíritu es imagen, reflejo, creacíón, construcción. En la antigüedad el poder del cuerpo conduce al poder de la mente: "mens sana in corpore sano". En el medioevo la negación del cuerpo conduce a la afirmación del espíritu. "A menos cuerpo, más alma", resume V. Verdú. Y sigue: "...desde finales del XIX, la intención se localizó en la modulación de la carne para el disfrute en sí. Alma y carne, cuerpo y talante, bienestar y felicitad, fueron así, progresivametne, parte de la misma cosa..." Y concluye inmediatamente: "somos lo que somos sin fisuras alma / carne". Y más adelante: "el cuerpo es todo lo que somos" y "cualquier otro componente de cuanto somos se encuentra incluído, incorporado". La mente está incorporada y a ella se atiende a través del cuerpo con los psicofármacos, la música, el deporte, los spa, los liftings, el sexo o el amor. El cuerpo y, sobre todo, la piel es no solo el espejo, la pantalla, es la imagen, es el mensaje, es la felicidad y la belleza espiritual. Y V. Verdú nos recuerda a Paul Valéry: "Nada hay más profundo que la piel". O como dice V.V. "¿existe un espíritu de densidad mayor?". Es decir, el espíritu incorporado en el cuerpo humano. Espíritu humano. Espiritualidad humana. Ya no hay dioses. No es necesario dios. Dios es el hombre. Espíritu divino, NO gracias.
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