sábado, octubre 04, 2008

Las madres y el abandono escolar

La voluntad de la madre antes era determinante; estaba en casa y se preocupaba de la educación de los hijos. ("Estudia, hijo mío, si quieres llegar a ser un hombre"). El padre estaba fuera, trabajaba. ("En la mili te harás un hombre, hijo mío"). Hoy, dado que la madre también trabaja, su influencia sobre los hijos ha descendido. Hoy, se quiera o no, la influencia sobre los hijos, dadas las circunstancias laborales y sociales, se ha repartido entre madre y padre. Los padres deben ser conscientes de ello y no descuidar sus responsabilidades, dejando "estas cosas" a las mujeres.


En la sociedad moderna los factores determinantes del abandono escolar son otros. Entre ellos es decisivo el grado de accesibilidad a un puesto de trabajo remunerado. En tiempos de vacas gordas muchos jóvenes se van al mercado laboral, abandonando su educación, por la facilidad de encontrar un trabajo que les da acceso a la sociedad de consumo. Pero ahora llegan las vacas flacas y se encuentran sin trabajo y sin formación. Su experiencia laboral fue "pan para hoy y hambre para mañana". Es la "factura del abandono escolar".


España, entre los años 2000 y 2003, era el país de la UE donde más aumentó la tasa de abandono escolar temprano. En la UE en el año 2003 el porcentaje se situó en el 15,7%, lo cual suponía una mejora respecto al 2000 en el que era del 17,3%; la UE tiene fijado como objetivo reducirlo al 10% en 2010. En España en 2003 estábamos en un 31´1 %, solo por delante de Malta (45%) y de Portugal (39´4 %). En el 2006 estábamos en el 29'9 %. Ahora estamos en el 31 %: el doble de la Unión Europea. La ministra Cabrera achaca este alto porcentaje de abandono prematuro a "la falta de exigencia" del mercado laboral. Estamos casi en 2009. Está claro que en 2010 no alcanzaremos el objetivo europeo. Son necesarias medidas extraordinarias y urgentes. ¿Las tomará el Ministerio de Cabrera?


Entre tanto no llegaré a aconsejar a mis alumnos aquello que decía la madre-oveja al cordero (El Roto): "Estudia, hijo mío, y así de mayor podrás ser lobo". Pero sí les repetiré miles de veces: "Estudia, chaval, y así de mayor no se te comerán los buitres". Ojalá se lo repitan también otros tantos miles de veces sus madres y sus padres, aunque sea con carteles como el adjunto.

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