
Para alcanzar la felicidad nos perjudica el trato con "agoreros, cenizos y agonías" y, por el contrario, es muy importante sonreír: "no hay mejor carta de presentación que una sonrisa". Ah!... y no hay necesidad de ser el mejor: "Hay que ser normal. Hay gente que quiere ser supermán, superwoman, superpareja, superpadre... ¡Sea usted normal!".
Lo acaban de decir (no sé si de descubrir) los psicólogos (y... ¡esta gente sabe mucho!).
Creo que no está de más que el personal se repita a sí mismo que "la felicidad es posible", que "la auténtica sabiduría es saber vivir felizmente". Pero...¿hay algo nuevo en estas "píldoras para la felicidad"?

Todo ser humano tiene derecho a la felicidad, teniendo cubiertas sus necesidades vitales. Pero, por favor, ¡a nadie se le obliga a ser feliz! Los "agoreros, cenizos y agonías" tienen derecho a seguir viviendo. Mas.... librémonos de ellos, porque contaminan.
Ya los romanos se protegían contra estos tipos. Entre los romanos el falo era un amuleto protector para dar suerte, evitar el mal de ojo, rechazar la envidia y contrarrestar el efecto maligno de hombres o demonios. Es frecuente encontrar el falo en las fachadas de casas y comercios en las ruinas de Pompeya, como numen protector de la vivienda contra la mala suerte y para favorecer la buena fortuna y la felicidad de sus
moradores. La imagen de arriba decoraba el frente de un horno de una panadería pompeyana. "Hic habitat felicitas" (Aquí habita la felicidad) .
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Todavía hoy por los pueblos de Aragón se pueden encontrar en algunas puertas símbolos fálicos, posiblemente de influencia romana; se encuentran tanto en los picaportes de viviendas como de otros edificios, incluidos ermitas e iglesias. Este es de Aguascaldas, cerca de Campo, en Huesca .
¿Protegerán realmente contra "agoreros y cenizos"? ¿Facilitarán la felicidad?
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