Ha sido noticia reciente la necrópolis hallada cerca de Roma en marzo de 2007 y que data del siglo I-II d.C. ; su estudio nos permite conocer cómo era la vida de los trabajadores en el Imperio Romano. En las 320 tumbas se han encontrado restos óseos de 270 personas, en su mayoría adultos de entre 20 y 40 años, aunque también había algunos niños. Dadas las características de los restos encontrados -con fracturas y patologías en la espalda- los arqueólogos sospechan que se trataba de obreros que trabajaban en el antiguo puerto de Roma y en unas cercanas minas de sal, donde transportaban sobre sus espaldas pesadas cargas. Junto a los collares que tenían los niños en sus manos, también se hallaron unas setenta monedas con la efigie de Trajano, que fueron colocadas en la boca de los muertos como pago a Caronte, el encargado en la mitología de cruzar el río Aqueronte a las almas de los muertos.
Esta es una muestra más de que la historia ha quebrado muchas espaldas humanas, incluso de niños, por el procedimiento del trabajo. Ya sabía el aristócrata Platón lo que hacía cuando manifestaba su disgusto por el trabajo y desprecio a los pobres que se ven obligados a trabajar; su desprecio se extendía incluso a los sofistas que cobraban por sus lecciones de filosofía: Platón destesta la mediación del salario por el trabajo realizado y más en unos que se pretenden llamar filósofos.
El desprecio de la sociedad antigua griega y romana por el trabajo llegó no sólo a considerar al trabajador como socialmente inferior, sino incluso como alguien vil, inmoral y despreciable. Es decir, el desprecio del valor del trabajo se convirtió en desprecio social del trabajador. Para Platón la vida "virtuosa" de un ciudadano debe ser una vida "ociosa". Y para Aristóteles sólo la ociosidad hace al hombre moralmente acorde con el ideal humano y merecedor del título de ciudadano. "No es posible que un hombre practique la virtud si lleva una vida de obrero o bracero"; es decir, la vida de obrero es incompatible con la práctica de la virtud. La pobreza es un vicio, un mal comportamiento y, por tanto, la riqueza equivale a la virtud. Y Séneca afirma que las artes de los trabajadores manuales, "que emplean todo su tiempo en ganarse la vida... no tienen nada de atractivo y apenas si se acercan en algo al Bien". Cicerón dice que "cuanto tenga que ver con un salario es sórdido e indigno de un hombre libre, porque el salario es el precio de un trabajo y no de un arte". Y Plotino afirma abiertamente que "la masa de los trabajadores manuales es una tropa despreciable, destinada a producir los objetos necesarios para la vida de los hombres virtuosos".
Es la concepción propia del modo de producción esclavista.
martes, junio 10, 2008
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2 comentarios:
Deberías cambiar el enlace de Caronte, la wikipedia sí tiene una artículo sobre Caronte
Me parecen sorprendente tus afirmaciones. Hasta hace no mucho la política también era cosa de clases acomodadas y con privilegios que se entretenían en discutir y no hacer nada. Hoy creo que nuestra tarea es fundamentalmente política en la "república de las letras", aunque seamos asalariados.
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