sábado, agosto 23, 2008

El espíritu olímpico: "altius, citius, fortius".


Los primeros Juegos Olímpicos de la historia se remontan al año 776 a. C. Se desarrollaron a partir de una competición deportiva histórica y se celebraban en Olimpia cada cuatro años. En el año 393 d. C. el emperador romano cristiano Teodosio I prohibió los Juegos por sus influencias paganas. De 1875 a 1880, el arqueólogo alemán Ernst Curtius, con la financiación del gobierno alemán, empezó las excavaciones del emplazamiento griego de Olimpia bajo la atenta mirada de toda Europa. En 1894, el Barón Pierre de Coubertin, un pedagogo francés, fundó los Juegos Olímpicos de la era moderna.


El barón de Coubertin imaginó los Juegos Olímpicos como un acontecimiento de hermanamiento, solidaridad y amistad entre todos los países del mundo, a través del deporte. Este ideal de confraternidad, que se conoce comúnmente con el nombre de "espíritu olímpico", debería ser la razón que convierte esta cita deportiva en un evento de extraordinaria relevancia en todo el mundo.

El conjunto de personas, organizaciones y países que participan en los Juegos, con el objetivo de concretar el espíritu del hermanamiento universal a través del deporte, recibe el nombre de "movimiento olímpico". Todos los miembros del "movimiento olímpico" aceptan una serie de normas redactadas en la Carta Olímpica y deportistas deben mostrar su conformidad con los ideales del espíritu olímpico mediante un juramento simbólico, que fue introducido en los Juegos de Amberes de 1920. Por eso en la ceremonia de inauguración, desde entonces, uno de los atletas, en representación de todos sus compañeros, dice solemnemente: "En nombre de todos los competidores, prometo que participaremos en estos Juegos Olímpicos respetando y cumpliendo sus reglamentos con auténtico espíritu deportivo, para mayor gloria del deporte y honor de nuestros equipos".

Pese al ideal de Coubertin de extender el espíritu olímpico ("altius, citius, fortius") por todo el planeta, la realidad cotidiana y la tensión política internacional de cada momento no ha permitido en muchas ocasiones que este espíritu olímpico contagiara a participantes y espectadores. En 1980, Estados Unidos y algunos países del bloque occidental decidieron ausentarse de los Juegos de Moscú, en protesta por la invasión de Afganistán por parte de las tropas soviéticas. Cuatro años después, fueron la URSS y las naciones del Este de Europa las que optaron por boicotear los Juegos organizados por Estados Unidos en la ciudad de Los Ángeles. Otros países, como Cuba y Sudáfrica, tampoco participaron en las citas olímpicas durante mucho tiempo por razones de índole político. Este año la nube de la guerra de Rusia y Georgia y la falta de libertades en China, país anfitrión, ha enturbiado la atmósfera olímpica.

Hoy, en nuestra sociedad, incluso se están cuestionando aquellas frases del Barón de Coubertin: "Lo importante en los Juegos Olímpicos no es ganar sino participar"; "Lo esencial en la vida no es vencer sino luchar bien." Para muchas personas, hoy, lo importante es ganar y, para algunos, sin importar por qué medios; y, para esos, lo esencial en la vida es vencer, aunque sea luchando sucio. ¿No es verdad? Tal vez la hipocresía social impida, sin embargo, aceptar abierta y públicamente este rechazo intelectual al "espíritu olímpico".

Tal vez contribuya al reforzamiento del "espíritu olímpico" la decisión del Comité Olímpico Internacional de aprobar en su 119 Sesión la convocatoria para los años 2010 y 2012 de los I Juegos Olímpicos de la Juventud de verano e invierno, respectivamente. Los JJOO de la Juventud servirán para ampliar con carácter universal una iniciativa ya existente a nivel europeo como es el Festival Olímpico de la Juventud (FOJE o EYOF), que celebró sus últimas ediciones de verano e invierno en Belgrado y Jaca, respectivamente. La idea es que en estos JJOO de la Juventud participen deportistas de entre 14 y 18 años que en un futuro deberían convertirse en la élite del olimpismo. La decisión adoptada por los miembros del COI fue definida por su presidente como "un momento histórico para el Movimiento Olímpico".
En la antigüedad griega los Juegos Olímpicos fueron uno de los acontecimientos públicos y colectivos más importantes. En sus orígenes están los dioses, los héroes, el culto al cuerpo, el deseo de prestigio social, la paz entre las polis y todo ello fraguó para hacer posible esos encuentros utilizados como una herramienta de unión entre las diferentes colonias y polis griegas.






1 comentario:

Juan Carlos Sesé dijo...

Todo lo que dices está bien. Pero un entrenador de baloncesto me dijo que en la final España-Estados Unidos el arbitraje fue parcial, a favor de los americanos (cuando había un empujón daban falta a los españoles, no a los norteamericanos). La razón es que hay muchas multinacionales de zapatillas, ropa deportiva, canales de televisión etc. con derechos de pago de Estados Unidos. No es oro todo lo que reluce.